NO SE VA

Garra y corazón. Almirante Brown sacó adelante una final durísima, y aseguró la permanencia en la B Metropolitana, luego de vencer a Villa San Carlos por 2 a 1 con los goles de Rodrigo Alonso e Ignacio Colombini.

Respire amigo aurinegro, respire hondo. Sáquese esa mochila pesadísima que viene cargando hace tiempo. Porque el Brown no se va, porque Brown puso lo que había que poner dentro del verde césped para ganar y así no manchar su enorme historia.

En la gris tarde de La Matanza, el Mirasol salió de entrada a resolver el pleito con mucha actitud. Sin embargo, se pegó un susto en la primera clara del encuentro, cuando Nahuel Fernández Silva sacó un zapatazo que pegó en el travesaño.

No obstante, en la siguiente jugada llegaría la apertura del marcador, cuando a los 9 minutos, el Chopi Serrano bajó de cabeza un centro para Rodrigo Alonso que anticipó al arquero Bangardino y la mandó al fondo de la red para desatar el delirio en el Fragata Sarmiento.

De todos modos, la visita no se quedó atrás y a los 33´ Fernández Silva logró la igualdad, cuando recibió en soledad un centro atrás y la mandó a guardar con un remate inatajable para Joaquín Mattalia. En consecuencia, los de Berisso se agrandaron y durante lo que restó del primer tiempo, metieron al aurinegro en campo propio, pero sin lograr mucha profundidad en los últimos metros.

De cara al segundo tiempo, Jorge Vivaldo tuvo que sacar por un golpe a Gonzalo Raverta, el hombre que manejaba los hilos en la mitad de la cancha, y desde allí, el conjunto celeste perdió claridad en el juego. Entre la falta de ideas y el nerviosismo porque el tiempo iba pasando, la Villa solo atinaba a dividirla a puro pelotazos, lo que beneficiaba a Almirante Brown.

En ese contexto, cuando las piernas ya comenzaban a pesar en un campo complicado por las fuertes lluvias, iba a llegar el momento bisagra de la tarde. A los 66´, el Gurí García desbordó por la derecha  y envió el centro para Colombini que venía picando por el segundo palo y conectó con un derechazo de primera para decretar el 2 a 1.

El Fragata era una caldera, pero la gente aún tendría tiempo para sufrir un poco más, ya que a los pocos minutos Colombini se fue expulsado por segunda amarilla (la primera por sacarse la camiseta en el festejo). Igualmente, el desarrollo del juego no iba a complicarse demasiado porque Giunta mandó a la cancha a: Molina, Vega y Nasif, que pudieron cerrar bien los espacios y fueron importantes para aguantar la pelota.

Finalmente, llegó el tan ansiado pitazo del árbitro y con el las lágrimas de desahogo de las miles de almas que coparon el Fragata y también jugaron su partido alentando en los momentos más adversos.

Párrafo aparte para Blas Armando Giunta, el entrenador más ganador en la historia del club, que ahora sumó a su exitoso currículum haber cambiado, junto al Flaco Zavaleta como ayudante de campo, el destino de un equipo que estaba descendido anímicamente, y que había fracasado con técnicos que no estaban a la altura de la presiones que implicaban estas circunstancias.

Aunque lo peor no haya sucedido, se tocó fondo. Por eso, hay que valorar esta nueva oportunidad para hacer las cosas bien y dejar de cometer los mismos errores, tanto a nivel dirigencial como en las tribunas, que hace años vienen truncando el crecimiento de este gigante dormido.

Matías Albin. La Voz del Hincha Mirasol. Fotos: Luciano Foglia y Claudio Albin